This is a work of fiction. Names, characters, events or incidents are either products of the author's imagination or are used in a fictitious manner. Any resemblance to actual persons or actual events is purely coincidental. 


Copyright © 2020 Jennifer Degenhardt (Puentes) 

All rights reserved. 

ISBN-13: 978-1-7333464-1-2 

For Grant and Harrison. Your love of sports inspired me to write this book.

Agradecimientos

Very special thanks to Michela McCaughey, a Spanish teacher at TAPA: Trinity Academy for the Performing Arts in Providence, Rhode Island and her 11th grade heritage-speaking students (list below) for reading an early draft of this book. They helped with grammar, story-line and vocabulary flavor, especially in reference to the Dominican-American parts of the book. I am grateful for their help, of course, but so delighted that they wanted to be part of this project. 

Adrian Cardenas 

Arnaldo Castro 

Geremy Estevez 

Joseline Fernandez 

Rachel Gil 

Lailani Green 

Chrismerry Guerrero 

Joylynn Irizarry 

Franlis Martinez 

Joel Monterroso 

Loranny Morel 

Melanie Paulino 

Raymer Peralta 

Camille Suarez 

Angel Valenzuela 

Sherlyn Villarnovo 

The cover art for this book was drawn by Emmaleah Vickers, a junior student at Wayland Academy. I thank her for her creativity, her professionalism and the wonderful end product. 

Thank you to Tara Allen for simply suggesting that I write a book about baseball. 

To Chris Howell for his help with some questions regarding life in Nicaragua and for the inspiration for one of the threads of this story, thank you. 

Thank you to Grant Collins and Aaron Gerard for their help with some baseball information. 

To A.C. Quintero and Ana Andrés for being beta readers and editors all in one. 

Nota

In Nicaragua, as in the dialects of other Spanish-speaking regions in the Americas, the use of vos as a second person singular pronoun is common. The voseo, as it is called, can be used instead of or concurrently. It is used in the chapters of the book that take place in Nicaragua.

-Carlitos, tú y Mario vayan a la calle y tiren piedras a las ventanas de la fábrica vieja, ¿OK? Umbo y yo tenemos que hacer unos «negocios» en el parque -dice Antonio a su hermano menor. 

-Pero, Antonio, mamá me dijo que yo tenía que estar contigo todo el tiempo hasta que llegue a casa -dice Carlitos. 

-Litos, ya lo sé, pero solo van a ser unos minutos. Y ustedes nos van a ayudar mucho con el negocio si van a tirar piedras. 

-¿Cómo? -le pregunta Carlitos. 

-Pues a veces los policías andan por aquí y no queremos que entren en el parque. Tú y Mario van a ser la distracción -explica Antonio. 

-¿Qué pasa si los policías entran? ¿Vamos a tener problemas con ellos? -le pregunta Carlitos a su hermano mayor. 

-No pasa na, hermanito. Si los policías los ven tirando piedras, corran. 

-Pero, Antonio, ¿qué pasa si nos agarran? -pregunta Carlitos preocupado. 

-Ay, Litos. No seas preguntón, ni seas don angustias. No pasa na. 

Antonio le ondula el pelo y le da una palmadita suave en el cachete a su hermanito de ocho años. «Casi nueve» le diría Carlitos, a su hermano mayor. 

Antonio y Umbo se separan de los chicos y caminan hacia el parque. Ellos también son jóvenes, de solo quince y dieciséis años, pero van a hacer algo que les va a marcar para siempre. 

-¿Conoces a este cliente? -le pregunta Umbo a Antonio. 

-No, es nuevo. Pero quiere comprar mucho -dice Antonio-. Dice que tiene otros clientes que quieren comprar también. Podemos ganar bastante esta tarde. 

-Bien. ¿Llega ahorita? -pregunta Umbo. 

-En diez minutos. Quédate aquí y cúbreme, ¿OK? 

-Claro, mano

***** 

Con piedras en los bolsillos, Carlitos y Mario llegan a la acera enfrente de la fábrica vieja. 

-Carlitos, creo que no es buena idea tirar piedras... 

-Pero Antonio dice que no pasa na. Y él es mi hermano mayor, entonces le voy a hacer caso. Él es responsable, ¿no? Tus padres no están aquí, mi mamá no está y Antonio sabe más que nosotros. 

-Carlitos, tu mamá nunca está. Siempre estás con Antonio o solito en la casa. 

-Sí. Pero cuando estoy con Antonio, él me cuida y tengo que obedecer lo que dice. Vamos. 

Carlitos toma una de sus piedras y la tira a la ventana del segundo piso de la fábrica abandonada, pero no llega. 

-Ay, tienes brazo de un niño, mano. Mira, te enseño. ¿Ves la ventana en el tercer piso con solo un cristal intacto? Allí la pondré -dice Mario, siempre competitivo. 

Y con esto, Mario toma una piedra y la lanza arriba, a lo que parece el cielo. En el momento que va a desaparecer, hace un arco y le pega al cristal que indicó hacía unos segundos. 

¡CRAC! 

El cristal se quiebra y se cae al suelo. 

Carlitos se queda boquiabierto sin poder decir nada. Quiere preguntarle a su mejor amigo cómo aprendió a lanzar así, pero no hay tiempo porque, de repente, los dos oyen las voces de dos adultos. 

-Oigan. ¿Qué hacen ustedes? 

-¿Qué hacen allí? 

Carlitos y Mario se miran preocupados, pero Carlitos recuerda qué hacer. 

-¡Corre! -le dice a Mario y entonces corre rápidamente en la dirección del parque y grita-: ¡TONIO-O-O-O! 

Mario no tiene la misma reacción. En vez de correr, Mario se queda casi paralizado. 

Un policía persigue a Carlitos y el otro se acerca a Mario. 

-Hola, soy el oficial López. ¿Cómo te llamas? -dice el policía a Mario. 

-Mario -contesta atemorizado. 

-¿Qué hacen ustedes aquí? -pregunta el oficial López. 

Mario no quiere decirle qué hacen, pero no quiere mentirle tampoco. Piensa en sus padres y lo que van a decirle... 

-Um, lanzábamos piedras -contesta Mario. 

-Ah, ¿sí? ¿Por qué? 

-Por nada -dice Mario pensando en el lanzamiento per-FEC-to a la ventana en el tercer piso. 

-¿Juegas al béisbol? -pregunta el oficial López. 

-No -contesta Mario-. ¿Por qué? 

-Porque te vi lanzar esa piedra que quebró el cristal. 

Mario baja la cabeza. La policía lo vio cometer el crimen. «¿Es un crimen? Si la mayoría de las ventanas ya están quebradas...», piensa Mario en ese momento. 

-¿Usted me va a arrestar? -pregunta Mario, que obviamente cree que quebrar ventanas ES un crimen. 

-Vamos a ir a tu casa para hablar con tus padres. No debes estar en la calle tirando piedras. Es un crimen, ¿sabes? ¿Dónde vives? -pregunta. 

El policía no es simpático, pero no le habla mal, como dicen muchas otras personas en el barrio de la policía en general. Dicen que a los policías no les gusta la gente hispana y que la trata mal. Los policías son injustos, dicen. 

El policía toma su radio para comunicar algo. 

-Llevo al delincuente a.... 

Indica la dirección del apartamento donde vive Mario. Mario, a sus ocho años, casi nueve como Carlitos, no sabe qué pensar. ¿Delincuente? ¿Tendrá más problemas con la policía o con sus padres? 

***** 

El cliente llega a la orilla del parque en un carro de lujo. Baja la ventana y espera hasta que Antonio se acerca al carro. 

-¿Eres Maddog? - pregunta el hombre del carro. 

-Sí. Es lo que quieres, ¿no? -dice Antonio ofreciéndole el producto. 

-Exacto. Aquí tienes el dinero. Si a mis clientes les gusta, contactaré contigo para comprar otra cantidad para el fin de semana. 

-Ta bien. 

Antonio no le dice nada más al hombre. El hombre del carro tampoco dice nada, presiona el botón de la ventana polarizada y se va. Antonio mira en todas direcciones y da la vuelta para regresar a donde está Umbo. No quiere que nadie, al menos la policía, lo vea. Ha vendido droga otras veces, pero no tanta como hoy. Si lo hace bien, Cruz le va a dar más responsabilidad en la banda. Y con más responsabilidad, viene más dinero -dinero que necesita la familia-. 

Justo en el momento que Antonio llega a la banca donde está Umbo, oye un grito: «TONIO-O-O-O». 

Contesta las preguntas en español.

(1 point per question)

1.

¿Dónde transcurre la historia?


2.

¿Por qué crees que el carro de lujo tenía las ventanas polarizadas?


3.

¿Has hablado alguna vez con un policía? ¿Dónde?


4.

¿Qué palabras y expresiones en el prólogo están relacionadas con la ciudad?


5.

¿Es lo mismo una fábrica vieja que una fábrica abandonada? ¿En qué se diferencian?


BIP. BIP. BIP.

La alarma suena y me levanto inmediatamente. Hay un partido hoy a las once de la mañana, aunque tengo que estar en la cancha a las nueve para calentarme. Mi amigo Rodrigo va a llegar temprano también para ayudarme. Rodrigo es el cácher y yo el pícher de nuestro equipo de béisbol. 

-¿Te levantaste, Mario? Oí tu alarma -dice mi mamá desde fuera de mi cuarto-. ¿Te preparo desayuno, hijo? 

-Sí, mamá. Gracias. Pero no quiero comer mucho porque tengo que jugar en dos horas. 

-Pero hijo, tienes que comer. Vas a... -insiste mi mamá, preocupada siempre por mí, su único hijo. 

No escucho más a mi mamá porque prendo la música en mi teléfono. En mi lista de Spotify escucho música de Amorfoda y Bad Bunny y más. La música me ayuda a alistarme más rápido. 

Mi bolsa de deporte con todo mi equipo también está lista. Dentro tengo guantes, bates, camisa de uniforme, dos toallitas y resina para los bates, zapatillas para béisbol, mi casco. Pero todavía tengo que ponerme los pantalones, las medias, la camiseta y la gorrita azul, que son parte de mi uniforme. Me lo pongo y camino a la cocina con la bolsa de deporte en la mano. 

-Buenos días, mamá -le digo dándole un beso. 

-Buenos días, hijo. ¿Estás listo para el partido de hoy? ¿Es solo un partido o son dos? -pregunta mi mamá mientras me sirve un plato de pan y huevo, más una taza de café. 

-Sí, mamá. Solo un partido, no hay un doble hoy -le digo. 

-Qué bien. Lo siento, hijo, pero no voy a poder... 

-Mamá, lo sé. No te preocupes. Entiendo que tienes que trabajar -digo. 

-Pero tu papá va a poder llegar para ver la segunda mitad del partido -me dice. 

-Está bien, mamá. Voy a recordar todos los detalles... 

-Para que me cuentes después -termina la frase mi mamá y continúa-: ¿Y Carlitos? ¿Va a poder ir? 

-Mamá, ahora prefiere que lo llame Carlos. Ya es grande. Como yo -digo con una sonrisa-. Ya no es un niño y quiere usar un nombre más... 

-¿Y cuándo va a pasar por la casa? Lo extraño -interrumpe mi mamá. 

Estoy un poco cansado de tantas preguntas, pero no quiero enojarme antes del partido. 

-Dice que tiene mucho que hacer -le digo a mi mamá. 

-Oh, Mario. Espero que él pueda tener más amigos como tú y los que están en tu equipo. No me gusta que él pase tanto tiempo con esos muchachos que veo por la calle. Los mismos muchachos que... 

Mi mamá no termina de decir lo que piensa. Sé que ella se refiere a los tipos de la pandilla de los Trinitarios, los mismos que le echaron la culpa a Antonio y por quienes tiene que cumplir de 10 a 20 años en la prisión estatal. 

-Mamá. Lo sé. Hemos hablado mucho de Carlos y sus actividades. Tampoco estoy de acuerdo con lo que hace, pero todavía es mi amigo -dice Mario. 

-Y todavía es como otro hijo mío -dice mi mamá. 

Aunque es bastante temprano, recibo un mensaje de texto de Carlos. 

¿Tienes partido hoy? Quiero verte jugar. 

Escribo mi respuesta y en ese momento mi mamá me hace una pregunta. 

-¿Es Carlitos? Invítalo a cenar con nosotros mañana. Voy a preparar un sancocho de siete carnes, tostones, plátano con salami y arroz con berenjena. 

Después de tocar «Enviar» en la pantalla, escribo el otro mensaje con la invitación para la cena. Carlitos me responde rápidamente. 

Sí, hombre. Me encantaría. Me encanta la comida de tu mamá. 

Llevo el plato al lavaplatos, agarro la bolsa de deporte y le doy otro beso a mi mamá antes de salir del apartamento. 

-Suerte, hijo. Juega bien -me dice. 

Me pongo la bolsa de deporte sobre el hombro y camino hacia la estación del subway. Necesito llegar a Reiss Field en el Bronx para el partido. En el camino pienso mucho en Carlos y la amistad que tenemos. También pienso en aquel día que definitivamente cambió mi vida por completo. El día que conocí al oficial López, el exjugador de béisbol profesional. 

Elige la mejor respuesta.

(1 point per question)

1.

¿Por qué está Antonio en la prisión estatal?

Por romper ventanas

Por tirar piedras

Por traficar con drogas

Por vender piedras en el parque

2.

¿Por qué tiene Mario una bolsa de deporte lista?

Porque va a casa de Carlitos

Porque es jugador de béisbol

Porque es el entrenador del equipo

Porque allí pone el producto que vende

3.

¿Por qué Carlos no quiere que le llamen "Carlitos"?

Porque ya es mayor

Porque juega a béisbol

Porque Mario es su amigo

Porque es parte de los Trinitarios

(1 point per question)

4.

¿Qué palabras y expresiones en el capítulo están relacionadas con los deportes?



No entiendo por qué no puedo dormir. Anoche estuve trabajando en el parque hasta muy tarde -el mismo parque donde arrestaron a mi hermano hace cinco años haciendo trabajos para los Trinitarios-. Antonio llegó a ser muy importante en la organización, aunque no tan importante como Cruz, el jefe de la pandilla. Pero agarraron a Antonio, y le tocó a él cumplir la sentencia. Y ahora Cruz me está dando a mí más y más responsabilidad en la organización, hasta el punto de que ahora trabajo solo en ese parque. Cruz quiere que yo siga los pasos de mi hermano. 

Debo dormir hasta mediodía por lo menos, pero no puedo, estoy preocupado. Y cuando estoy preocupado, no duermo, y cuando no duermo, pienso en mi mejor amigo, Mario, y cómo eran nuestras vidas. 

Mario es más como un hermano, aunque no es hermano de sangre. Los dos somos amigos desde que vivíamos en los Apartamentos Washington y siempre estábamos juntos hasta el año que su familia se mudó a un apartamento en otro edificio. Fue allí donde su papá empezó a trabajar como conserje. Eso fue seis meses después del día que los policías nos encontraron tirando piedras a las ventanas de la fábrica abandonada. 

-¿Qué hacen ustedes? -preguntó el policía hispano aquel día. 

Yo no esperé a contestar a la pregunta. Corrí tan rápido como pude adonde estaba mi hermano. Y yo, pues..., yo podía correr. Yo era el chico más rápido en la escuela. Todos decían que debería jugar a algún deporte... Pero mi mamá nunca me inscribió en ninguno, probablemente porque ella nunca estaba en casa. 

Hace un rato le mandé un texto a Mario y la vibración del teléfono indica que tengo respuesta. 

Sí. Juego a las diez en Reiss Field. Ven. Me gustaría verte. Mi mamá te invita a cenar con nosotros mañana. Ven. Mis padres quieren verte también. 

La familia Sandoval es la mejor. Creo que los padres de Mario saben lo que hago en el parque para los Trinitarios, pero nunca me dicen nada. Todavía me cuidan. Me aman como hijo y yo los amo como padres. 

Sí, hombre. Me encantaría. Me encanta la comida de tu mamá. 

Me duermo pensando en la rica comida de la señora Sandoval. Me despierto otra vez cuando oigo la bocina de una camioneta con un conductor impaciente abajo en la calle. Miro mi teléfono como de costumbre: 

9:14 

Si quiero llegar a tiempo al partido, debo levantarme ahorita. Se tarda media hora en el subway para llegar al campo de béisbol. 

***** 

Sentado en el vagón, pienso otra vez en aquel día que cambió la vida de mi mejor amigo, y también la mía. Cuando llegaron los policías, yo corrí, pero Mario se quedó y habló con el oficial que nos preguntó qué hacíamos allí. 

Al final, el otro oficial me capturó y me llevó primero a mi apartamento. Pero, claro, mi mamá no estaba en casa y por eso tuvimos que ir a la estación de policía. 

-¿Dónde están tus padres? -me preguntó el oficial. 

No quería decir nada, pero estaba tan bravo que abrí la boca y respondí con rabia. 

-Mi mamá no está en casa y Dios sabe dónde está mi padre. No lo he visto por años -dije con los dientes apretados. 

Aquel día tardaron ocho horas en contactar con mi mamá. Después, ella admitió que recibió los mensajes de los oficiales, pero estaba tan drogada que no pudo venir a recogerme. La historia de mi vida. 

Dos días después, en la casa de los Sandoval, mientras Mario y yo jugábamos con las tarjetas de béisbol, los dos hablamos del problema que tuvimos hacía cuarenta y ocho horas. Después del problema, la señora Sandoval no permitió que Mario saliera más con Antonio y conmigo, pero me dio permiso para que fuera al apartamento cuando quisiera. 

Recuerdo perfectamente la conversación entre Mario y yo. 

-Y, Mario, ¿qué pasó contigo? Pasé muchas horas en la estación esperando a mi mamá. Me dieron soda y papitas y me hicieron muchas preguntas. 

-El oficial López me llevó a la casa y habló con mis padres. Les dijo lo que hacíamos tú y yo, y mi padre estuvo MUY enfadado conmigo por mucho tiempo -contó Mario. 

-¡Ohhh! Solo vi a tu padre enojado una vez cuando aquel hombre tomó la cartera de la señora Reyes. Tuve miedo esa vez y no quiero verlo enojado otra vez -dije riéndome. 

-Verdad. Mi padre me regañó por mucho tiempo -dijo Mario-. Pero luego mencionó que el oficial López le habló sobre el béisbol. 

-¿Béisbol? ¿Para qué? -pregunté. 

-Dijo que debería jugar -dijo Mario-. Dice que tengo «buen brazo». 

-¿Jugar al béisbol? -pregunté asombrado-. ¿Como Robinson Canó y Rafael Soriano? 

Cuando éramos niños nos interesaban mucho los jugadores dominicanos -aún más que los otros- porque como dominicano-americanos nosotros soñábamos con ser jugadores profesionales también; aunque en aquel entonces nunca habíamos jugado ninguna entrada oficial, ningún inning en nuestras vidas. 

-Sí. Creo. Pues no sé. Mi papá dijo que tenía que pensarlo y hablar con mi mamá -contestó finalmente Mario. 

***** 

Mi vida era más simple en esos días, creo. No me preocupaba tanto como ahora. 

El subway avanza con un clac, clac de las ruedas contra los rieles. Hace calor en el vagón y me duermo un rato antes de llegar a la parada de Fordham Road y la Tercera Avenida, donde va a ser el partido. 

Contesta las preguntas en español.

(1 point per question)

1.

¿Por qué crees que Carlos no puede dormir?


2.

¿Qué pasó el día del parque?


3.

¿Cómo imaginas al oficial López? Descríbelo.


(1 point per question)

4.

¿Qué palabras y expresiones en el capítulo sirven para expresar relaciones temporales?



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